La riqueza se debe medir de una manera más objetiva, a pesar de que a Los Cabos se le considera el municipio más rico del estado y uno de los más productivos del país, en realidad esta supuesta riqueza de más de más de $4mil millones de pesos de presupuesto al año, es totalmente desproporcionada al nivel del rezago histórico que vive este destino turístico en todos los rubros, desde lo social, servicios públicos, infraestructura vial, educativa, de salud y muchas veces hasta en lo más elemental, con el descuido de los últimos años de parte de los gobiernos estatales y federales, para mínimo mantener la zona turística en óptimas condiciones y recibir a los millones de turistas que nos visitan cada año y todo con el pretexto de que Los Cabos es un municipio rico.
Si, Los Cabos es rico en número de habitantes, incluso más que en la capital del estado donde se concentran los tres poderes y donde se produce poco pero se le invierte más desde el gobierno estatal. Es rico también en necesidad de agua, con inversiones federales prometidas desde hace más de 10 años, sin cumplirse por muy diversos motivos, desde los políticos hasta los más mezquinos que no permiten que ningún mandatario municipal brille en ese rubro, solo por evitar que sean candidatos naturales a gobernar la entidad estatal.
Somos más ricos si, pero en los precios de la tierra que alcanzan ridículas cantidades por metro cuadrado, haciendo imposible acceder a créditos justos y asequibles gracias a la gran especulación que genera ser «Un municipio rico” con los intereses inmobiliarios más voraces que lo último que voltean a ver es a la base trabajadora, quienes viven en condiciones de extrema pobreza pero viviendo el «sueño cabeño” de una supuesta riqueza, donde no se cuenta con lo elemental para vivir de una manera digna.
Ricos en necesidad de espacios educativos, ya que no cesan de llegar familias enteras en busca de una mejor vida, ya que en sus estados no existen las condiciones para un trabajo digno o de plano la inseguridad es tan alta que prefieren abandonar todo y venir hasta acá tratando de salvar su vida y ganar los codiciados billetes verdes, aún a costa de una vida de carencias.
Mientras tanto, en los últimos 30 años el destino turístico y su crecimiento han desbordado la capacidad que podría tener cualquier gobierno de cualquier color, aunado a la falta de capacidad de muchos de ellos en la gestión de recursos federales y estatales que puedan paliar este crecimiento que ya duele, mientras se sigue tributando de manera generosa en todas las instancias gubernamentales, sin tener lo justo a cambio en obras de infraestructura que tanto urge desde hace años, pero que hoy son de vital trascendencia para la viabilidad estratégica comercial de este supuesto «Municipio Rico”
Hoy no solo es buscar culpables, (algo muy ocioso) sino es tiempo de buscar soluciones, solución al problema del agua como se ha planteado con los tres mega proyectos que impulsa Óscar Leggs Castro, presidente municipal de Los Cabos, proyectos que por cierto están siendo retardados de manera burocrática y criminal en el instancias federales, mismo gobierno federal que tiene en el olvido la inversión en infraestructura vial que hoy nos truena cuál bomba en las manos, donde todos queremos soluciones pero donde solo el gobierno municipal se pronuncia por hacer algo con ayuda de empresarios y que de no actuar el gobierno federal, el crecimiento turístico estará severamente comprometido. Gobierno federal que solo voltea al sur del país hasta hoy en el cuarto año de su gobierno, mismo que solo anuncia obras pero que no inician, el mismo que tiene en los puros huesos al Fondo Nacional de Turismo-Fonatur, quien de manera mínima tenía bajo su cuidado el mantenimiento del corredor turístico y sus dos zonas poblacionales en las áreas turísticas y que hoy es solo un recuerdo.
No cabe duda que Los Cabos es un «Municipio Rico” si, pero rico en carencias y rezagos de todo tipo, que mientras el gobierno federal ni siquiera puede cumplir con su promesa de la anhelada pavimentación de la avenida Nicolás Tamaral, ya requerimos de 20 avenidas más de esas mismas dimensiones y los impuestos y recursos siguen fluyendo sin demora hasta las oficinas centrales de la federación pagando obras faraónicas del mandatario en turno, que al cabo somos un municipio rico donde más del 70% de sus ingresos son destinados para gasto corriente.
Hagamos un alto y exijamos más por lo que desde aquí se genera en impuestos hacia la federación, ningún presupuesto municipal alcanzará jamás para las carencias y rezagos de este municipio. Si el gobierno federal y estatal no le invierten a Los Cabos, que tampoco exijan tributo.